30 enero 2007

Renunciante

Sensaciones extrañas recorren mi mente. Ayer renuncié al trabajo a partir del día 13 de febrero. Era una decisión que tenía tomada pero que faltaba confirmar ante la empresa. El regreso me espera en marzo y antes que eso un pequeño gran viaje por París, Alemania y Londres. Luego volver a Argentina a probar suerte en Buenos Aires en la profesión para la que me preparé en la universidad.
Pero a pesar de ser conciente desde el primer día que este trabajo no iba a durarme de por vida, ayer cuando avisé en la oficina de personal, comencé a sentirme un poco raro, como con culpa o repensando si había hecho bien con la decisión.
Debo confesar que el trabajo no es el más agradable de los que se puedan tener, muy rutinario, sin ninguna posibilidad de crecimiento intelectual y para el que debo madrugar todos los días, cosa que detesto. Todos los días pensaba en ese que será el último en que suene el despertador a las 6.52 (minutos exactos contados para dormir lo más posible pero sin llegar tarde) y comenzar la rutina tan precisa como un reloj suizo: lavarme la cara, vestirme, ir a la cocina, prender la radio para enterarme de las noticias del día (la frase del periodista de Cadena Ser “son las 7, las 6 en Canarias” la tengo incorporada a la automatismo del desayuno de lunes a viernes ), tomarme el Nesquik bien caliente, lavarme los dientes, lentes de contacto puestas, abrigo (en invierno) y salir con el reproductor de mp3 en el bolsillo para la caminata de 13 minutos para fichar antes de las 7.40 de la mañana. Todos los días lo mismo desde el 9 de junio (cuando empezó el mundial de Alemania), y hasta el 13 de febrero.
Como verás, nada envidiable ¿no? Es decir, cansador. Sin embargo, después de lo dicho, me generaba dudas de porqué me sentía, por así decirlo, mal, al irme.
Y pensando (buen ejercicio de vez en cuando) obtuve las siguientes conclusiones:

- El mundo capitalista y la sociedad tan mentalizada con el sistema en la que nos desarrollamos, nos inculca desde pequeño que trabajar es la obligación que tenemos desde que nos formamos. Si somos ciudadanos-consumidores, tenemos que trabajar, otra no queda.
- Otra opción sería que al ser argentino, y vivir (sufrir) la situación laboral de mi país, en la que tener un trabajo es tener suerte (más aún si está bien pago y/o con buen horario) renunciar sin un motivo aparente parece cosa de un loco.
- A pesar de lo descrito más arriba, también debo confesar que me encariñé con esa rutina, ver siempre a la misma gente, la comida en la cafetería a las 12.15, los espacios y hasta los olores del lugar. En este caso, 8 meses es mucho tiempo para un mismo trabajo, al menos para mí que lo máximo que trabajé fueron 3 meses seguidos.
- Algunos amigos y buenos compañeros de trabajo también quedarán allí dentro y creo que eso es uno de las razones más valederas.

Así las cosas, aún me quedan dos semanas de trabajo. Cada día me levantaré deseando que llegue el último, pero a medida que se acerque, esta extraña sensación ira creciendo hasta arrancarme una incómoda sensación de tristeza.

Hasta la próxima.

Saludos. JMQ.

26 enero 2007

La Magia en el Cine

Nunca lo había pensado, pero el CINE y la MAGIA son dos artes que están íntimamente relacionadas. Tienen muchos puntos en común:
Hay un artista, de un lado, que inventa una escena para intentar engañarnos y mostrarnos algo que en realidad no existe pero que el espectador quiere creerse. Y se lo cree.
Del otro lado está el público, totalmente consciente de que lo que está viviendo es una mentira, un invento, pero que sin embargo se siente feliz con ese engaño. Es lo que teóricamente se define como “verosímil” que la periodista Sandra Russo definió en Página 12 de manera simple: Es una copia de la verdad, algo parecido a la verdad, una mentira, una ficción que debe respetar el molde de la verdad para que el lector entre en el juego y acepte involucrarse intelectual y emocionalmente con un relato que, sin embargo, sabe de antemano que es falso. Tanto en la magia como en el cine existe el verosímil.
Y hacia el final, en magia y en cine, todos queremos saber “cómo se hizo”, descubrir ese engaño, pero que sabemos que si lo encontramos, aquel maravilloso efecto que se produce en nuestra mente y con los sentimientos, se derrumbarán como una torre de naipes.

Sí, el cine y la magia son dos artes muy relacionadas. Y algo mucho mejor que ver un buen truco o una buena peli es cuando encontramos una gran película sobre la magia. Es el caso de “El truco final (el prestigio)” la última producción de Christopher Nolan, el director de “Memento” y “Batman begins”.
Para la crítica específica del film recomiendo La Butaca con ficha, sinopsis y varias críticas de especialistas en el tema.


Hay una frase, al comienzo, que resume la perfecta y armoniosa relación cine-magia, en la que se describe los tres pasos de un buen truco: “La promesa”, en el que el prestidigitador muestra abiertamente al público algo que a primera vista parece ordinario, común; “el giro”, que hace que ese algo mediocre provoque un hecho extraordinario; y para acabar, “el prestigio”, que deforma lo visto hasta conseguir que el espectador asista a algo increíble, jamás visto antes*. Eso es “El truco final (el prestigio)”, y eso es el cine.

Una película distinta, que merece la pena ver y disfrutar, como un buen truco de magia. Dejarse llevar por la farsa, intentar anticiparse al artista, sin posibilidad alguna de lograrlo y presenciar “el prestigio” que producirá en el espectador la sorpresa y el aplauso mientras intentamos “saber cómo lo hizo”. Pero como dice el narrador: pero eso no es lo que realmente queremos, porque en el fondo todos deseamos sentirnos engañados. Eso es la maravilla del séptimo arte y una de las cosas que lo hace tan apasionante. Por suerte esporádicamente encontramos este tipo de obras que nos devuelven la esperanza en el cine “comercial”.
Un guión perfectamente logrado con narración no lineal que mantiene la intriga y nos desvela en dosis la trama; y el ojo de un director tan detallista como Nolan, que junto a las actuaciones de Christian Bale, Hugh Jackman, Michael Caine y la bellísima Scarlett Johansson (quien imprime la cuota femenina), provoca un gran film, cual la mejor ilusión de un gran mago, con todos los detalles que un buen artista debe y puede tener. ¡¡Abracadabra!!


Hasta la próxima.

Saludos. JMQ.


*Antonio Alarcón, "Mago rico, mago pobre". Revista "Dirigido por". Nro 362. Diciembre de 2006.

15 enero 2007

Para muestra vale un botón


A menudo, aquí en España, me preguntan sobre el carácter de los argentinos. Más de una vez en una reunión con españoles, escuché comentarios lanzados libremente por los participantes sobre las características que tenemos nosotros, los argentinos, que nos diferencian de ellos, los españoles.
Es más, alguna vez me ha llegado un mail-cadena en el que se da una definición-caracterización de los argentinos, hecha por (supuestamente) “un filósofo español muy reconocido que nos tiene mucho aprecio”.
Y cuando a mi me preguntan, no sé qué decirles sobre cómo somos. Al ser parte no puedo pararme objetivamente en un lugar de descriptor de las individualidades nuestras y por eso paso de responder.
Pero hoy no; hoy 15 de enero creo que me sería mucho más fácil encontrar definiciones para nosotros. Leyendo el diario Clarín, encuentro dos noticias que me llamaron la atención y me llevaron a escribir esta nota, tomándome unos mates entre párrafo y párrafo (a propósito, voy a echar más agua y vuelvo).
Estas dos noticias dicen textualmente lo siguiente en su titular (fuente Clarín.com):

Demoras en Retiro por un operativo de control que impidió la salida de siete micros
Inspectores de la CNRT y el Ministerio de Trabajo iniciaron esta mañana un operativo en la terminal porteña. Cinco coches tenían problemas con la documentación y otros dos, fallas de seguridad. Muchos viajantes que inician hoy sus vacaciones expresaron su malestar y aguardaban la salida de los ómnibus.

La segunda es de la edición impresa de hoy y dice:

Verano 2007: reforzaron los operativos a la salida de boliches y bares

Mar del Plata: quejas y resistencias de los turistas a los controles de alcoholemia
A entre el 35 y 50% de los conductores le retuvieron el auto. Y la multa puede llegar a $ 6.000. El 90% de los infractores es joven.

Lo primero que pensé al leerlas fue: así somos los argentinos: inconscientes, tramposos, corruptos, egoístas, y con actitudes casi miserables. Es lo que reflejan las notas. Dos temas que destacan los controles del Estado velando por la seguridad nuestra, controlando para que luego no digamos que no interviene y lo que destaca los dos títulos es que la gente se enfada: malestar, quejas, resistencias son las palabras que utiliza el diario para describir la situación. ¿Somos la gata Flora? Si no hubiese controles y luego hay un accidente todos nos quejaremos de que el Estado no controla, no cumple su rol. Y cuando los hay, nos enojamos porque “nos jode la diversión”.
Además son temas muy sensibles: controles a los buses que llevan 50 personas, o a la gente que va a manejar a la mañana cuando mucha gente que no tiene nada que ver está en las calles y puede sufrir un accidente por un “borracho”.
Podemos discutir la forma pero no el fondo de la cuestión. Porque como el ser humano es hijo del rigor, necesitamos los escarmientos, las multas económicas y el control de otro más fuerte para darnos cuenta de nuestros actos.
Esta no es una queja contra todos los argentinos. Obviamente que hay de todo, y caer en la generalización seguramente sea un pecado. Pero es un ejemplo; son dos titulares que nos pintan casi a la perfección ¿no? No me excluyo del grupo, porque vivo aquí en España, pero soy 100 por ciento argentino. Con sus defectos y sus virtudes.

Hasta la próxima.


Saludos. JMQ.

Fotos de la Manifestación por la paz





Ayer no las pude subir, ahora van algunas. En la primera una bandera argentina flameando en la manifestación, de fondo las ecuatorianas. La segunda un lugar de la marcha. La tercera, al pasar por la sede del PP, la gente abucheaba y silbaba. Última: ya de noche, de fondo el Palacio de Comunicaciones en la fuente de Cibeles.
Hasta la próxima.

Saludos. JMQ.

14 enero 2007

200 mil veces PAZ

España y Argentina poseen unas cuantas diferencias que caracterizan a cada sociedad. La española, es muy politizada (en el buen sentido de la palabra). A diferencia de la argentina, aquí escucharemos en cualquier bar, reunión callejera, lugar de trabajo o incluso en metro y autobuses, discusiones, intercambios de opiniones o simples debates de ideas todos relacionados con la política.
En estos tiempos que está atravesando el país europeo, más que nunca se oyen estas conversaciones. Y es algo que me encanta de la ya de por sí agradable gente española. Debatir, charlar o simplemente conversar con conocimiento del tema de la realidad política del país y del mundo es algo que enriquece a las personas. Conocer amplía, abre la mente, sin importar las posturas ideológicas de los que participen.
En cambio en Argentina, lamentablemente, es común escuchar la frase “a mi la política no me interesa”. De esta manera sólo logramos que quienes gobiernen hagan y deshagan a su antojo, total la sociedad no se compromete. Acude a votar cada dos años (y porque es obligatorio sino…) y ya está, con eso siente que cumplió su rol de ciudadanos.
Ayer, en Madrid (al igual que en Bilbao y otras ciudades españolas) se realizó una gigantesca y multitudinaria manifestación en contra de ETA y el terrorismo, a causa del último atentado de la organización terrorista vasca en el aeropuerto de Barajas, el pasado 30 de diciembre que causó la muerte a dos personas.
175 mil según algunos, 210 mil según otros, lo cierto es que decenas de miles de personas salieron a las calles de Madrid para decirle NO al terrorismo y SI a la paz. Para conocer la crónica de esta manifestación recomiendo el site del diario El País.
Y yo estuve ahí, por varias razones: primero por la causa en sí, segundo por vivir esa experiencia y por último para ver de cerca y poder escribir algo para este blog.
Banderas españolas y ecuatorianas eran mayoría en todo el recorrido que comenzó en la Plaza de Colón y terminó en la tradicional Puerta de Alcalá. Menos de 1 kilómetro de recorrido en el que la masa de gente apenas avanzó porque prácticamente cubría todo ese trayecto el increíble número de gente.
Pero lo más llamativo de todo fue que en su gran mayoría la gente acudió espontáneamente. No hubo un explícito llamamiento ni del gobierno ni de otros partidos políticos. La organización estuvo a cargo de los dos grandes sindicatos españoles UGT y Comisiones Obreras, junto con la Federación de Ecuatorianos en España. Pero para no caer en la parcialidad, hay que decir que la gran mayoría de los que acudieron simpatizan o apoyan al gobierno del PSOE de Rodríguez Zapatero en la lucha contra el terrorismo. A pesar de que la consigna era “Por la paz, la libertad, la vida. Contra el terrorismo” y podía incluir todos los espectros políticos del país, no acudió el opositor Partido Popular, porque argumentaron “no está claro qué se pide”. ¿Seguro que no queda claro? ¿Se necesita algo más para explicarlo? ¿O será que lo que el PP sólo quiere sacar ventaja política de la tragedia? TRISTE actitud aunque cotidiana, de esta derecha troglodita y arcaica española.
Demasiado repugnante la actitud del principal partido de la oposición. Y por ello, a pesar de que el reclamo unificado fue PAZ, se escucharon cánticos contra el gobierno popular de la ciudad y la comunidad de Madrid: Ruiz Gallardón y Esperanza Aguirre:
Dónde está, no está aquí, el alcalde de Madrid”, “Dónde están, no se ven, los niñatos del PP”. Una postura incompresible; es la primera vez en 40 años de manifestaciones que la totalidad del abanico político no se suma a una marcha que exigía paz y fin del terrorismo. Allá ellos.

Párrafo aparte merece la capacidad creativa de la gente para inventar consignas con rimas incluidas, que espontáneamente surgían en algún lugar de la marcha y se expandían como en un campo de fútbol:
- Hay más gente, con el presidente
- Se nota, se siente, Ecuador está presente
- Hemos venido, no nos han traído
- Unidad contra el terrorismo
- Queremos soluciones, no más divisiones
- Luego diréis, que somos cinco o seis.
Mucha gente, jóvenes, familias con niños en brazos, gente mayor, gente bien, agrupaciones estudiantiles, de inmigrantes, banderas latinoamericanas, del país vasco (por suerte no se confunde vascos con ETA: “Vascos sí, ETA no” también se coreó), unidad total con un solo objetivo.
Seguramente cada cual obtendrá su rédito político de la manifestación, pero el caso es que ver a 175 mil personas con la misma idea es algo que emociona y trae a la mente la frase “el pueblo unida jamás será vencido”.
Sería bueno que nosotros, los argentinos podamos aprender de esto, de la participación, del compromiso y saber que cuando te manifestás y participás políticamente, es más difícil que te manipulen impunemente. No tenemos ETA en Argentina, pero sí el peso de 30 mil desaparecidos, de Jorge López desaparecido hace 4 meses, de corrupción y muertes por pobreza, y de decenas de etcéteras que es aún peor que una banda terrorista, (si es que cabe).
Una gran experiencia la que pude vivir ayer, un baño de compromiso civil y ciudadano en un país con el cual me siento muy identificado con su realidad a pesar que no sea el mío.

Hasta la próxima.
Saludos. JMQ.