30 noviembre 2006

Ausencias y distancias


Cumplir años es, para algunos, motivo de “depresiones” por los años que pasan y se van sumando, lenta pero puntualmente uno a uno. Para otros es una causa de exaltación suprema y felicidad exagerada. Y también están los que lo sienten como un día más, indiferentes, sin grandes alegrías ni depresiones.
El actor Fernando Peña dijo alguna vez que “cuando festejamos el cumpleaños de una persona, estamos festejando que está un año más cerca de la muerte”. No estoy 100 por ciento de acuerdo con esta afirmación, pero la cito porque me gustó el razonamiento, un poco renegado, jeje.

En este 2006 por primera vez pasé un cumpleaños lejos de mis amigos, de familiares, en un lugar nuevo, y encima ¡¡¡con frio!!! Acostumbrado a las bermudas, la cerveza helada y la casi imposibilidad de tomar mate por las temperaturas de fines de noviembre, fue un poco loco estar abrigado en exceso en esta época.
Climatología al margen, me motivó a escribir esta nota la (por suerte) numerosa cantidad de emails que recibí entre el 27 y 28. Amigos, familiares, conocidos, compañeros de la vida (léase universidad, secundario, etc.) se acordaron y saludaron por mi 25º aniversario. Es una grata sorpresa, más cuando estás lejos de toda la gente que querés, que ellos se acuerden de vos; reconforta a la distancia y te hace sentir un poquito más importante. Y en todos los mensajes, me preguntaban cómo la había pasado en España. Entonces, para responderles a ellos (y de paso que se metan en el blog para enterarse) surgió esta nota.

Y, fue diferente por muchas razones, más allá del clima: primero porque ese día me tuve que levantar como cualquier otro de los últimos seis meses, para trabajar. Madrugar nunca es lindo, menos si es en tu cumple y para ir a cumplir obligaciones.
Segundo: que un cumple caiga “lunes”, es lo peor: te queda lejos el fin de semana siguiente como para esperar para festejarlo, el que pasó terminó muy recientemente y todos estamos cansados del sábado como para reunirse un domingo a la noche. Y además te quedan 5 días de trabajo, así que tampoco te podés acostar muy tarde esa noche.
Tercero, y más importante: durante seis años en La Plata, se convirtió en clásicos los choripanes, la cerveza y la torta de mi vieja con velitas incluidas. Extrañé todo esto ese día cuando estaba preparándome para la noche. Me sentía raro.

Pero tampoco es tan terrible. El día arrancó sentado en un tren que me traía de regreso a casa, a las 0.01 hs del 27. ¿Alguna vez imaginé empezar un cumple sentado en un tren español? NO, ni de casualidad. Luego de dormir un rato, a las 6.35 am, me levanté para ir a comprar churros para llevar al trabajo. Es casi una obligación allí llevarlos cuando alguien cumple o le renuevan el contrato. Por suerte ese día hubo poco para hacer así que fueron las 8 horas más tranquilas que llevó en la empresa.
A la tarde, en casa, fue el turno de recibir las llamadas de Argentina, para luego prepararme para irme a casa de mis amigos, del otro lado de Madrid. Eso sí, algunos familiares directos no llamaron… así que de paso cañazo, mando el reproche. Que se haga cargo el que le quepa.
La cena, fue con dos argentinos que, oh casualidad, uno de ellos cumplía también 25 ese día. Cosas del destino
Hubo torta también, partidos de Play Station y cena con vino y champagne para el brindis. Éramos pocos, pero fue divertido. El próximo fin de semana será el momento de salir por Madrid, hermosamente iluminada por las fiestas, para tomar un poco de más y acostarse tarde.
Este año, tuve una manera distinta de pasar un día particular. Estuvo bien, con amigos nuevos, y sabiendo que al regreso habrá que recuperar este día que por primera vez me tocó lejos de casa y con un frío que te calaba en los huesos.

Fue un festejo diferente para cambiar la rutina. Al fin de cuentas, para festejar viene bien tu casa, tu lugar o cualquier rincón del Universo siempre y cuando alguien quiera pasarlo con uno.
Así fue, una nueva manera pero con la alegría de saber que muchos se acordaron de mí ese día, así que a pesar de no haber estado, en realidad me sentí muy bien aunque tenga un pirulo más que sumarme en esta carrera que es la vida.

Hasta la próxima.
Saludos. JMQ.

23 noviembre 2006

Alemania Generosa


Un grosso en serio Michael May. Envidiable sus convicciones y la manera de llevarlas a cabo. Envidiable también porque además de pensar de una manera muy particular, llevó adelante esas ideas con algo que te toca: un par de millones de euros. Una cosa es decir y llenarse la boca con ideas "progres" pero otra totalmente diferente es, además, demostrarlo con dinero.

¿Pero quién este tal Michael May y por qué digo que es un grosso? Primero lo primero.
Hace un par de semanas, en el diario madrileño El Pais (www.elpais.com) salió una nota titulada "La herencia es para los marxistas" la que resumo para que se entienda a qué me refiero: Un prejubilado alemán de 57 años heredó tras la muerte de su madre, 2,5 millones de euros (¡¡¡casi 10 millones de pesos argentinos!!!) los cuales donó a un partido Marxista Leninista de Alemania, que apenas tiene 2300 afiliados y no cuenta con representación en el gobierno. Los fundamentos del generoso: "Yo no necesito el dinero. Mis padres ya me dieron suficiente: una educación, estudios, una formación intelectual para valerme en la vida". De la misma manera, considera que su hija de 29 años ha tenido todas las facilidades para estudiar y labrarse un futuro y no necesita este dinero. La herencia "procede de los ahorros de toda la vida de mi padre" dijo el gran Michael.
Igualmente recomiendo leer toda la nota para que vean todo lo que este arquitecto dice sobre el tema. Aquí fue sólo un mini extracto.

Pero es un grosso. Más allá de que esté o no de acuerdo con sus ideales políticos, lo realmente llamativo de este personaje es que aunque no sea un multimillonario done un par de estos a un partido político, que podría haber sido cualquier otro: uno de derecha o de centro, o un club de barrio o una iglesia, o lo que sea. Lo que me ilusionó de esta persona es que él diga que no necesita más dinero que el que tiene y que a su hija le dio todo lo que pueden necesitar para valerse por sí misma. Quizá la hija lo haya querido matar cuando se enteró de esto... lo más probable. Pero a él no le importó e hizo lo que le indicaron sus ideales. En un mundo que se mueve por el dinero, la codicia, el poder, querer tener cada vez más sin importar a cuántos habrá que pisotear en el camino, de repente llega un ciudadano primermundista y nos da una lección a todos los otros pequeño-burgueses-proletariado.
Quedan pocas personas como Michael May. Yo mismo me pregunté si hubiese hecho lo mismo estando en su situación. Y llegué a la (no muy difícil) conclusión de que no lo hubiese hecho ni loco: ¡¡son 2,5 millones de euros!!
Hoy en día casi es imposible encontrar a una persona así, porque, repito, todos podemos en la teoría, decir cosas similares, pero en el momento de la verdad, cuando se está hablando de billetes no muchos seguirían adelante.
Me encantó enterarme de que en el mundo quedan personas como May, y quizá en Argentina necesitemos de algunos como él para salir del lugar en donde estamos ¿no? Porque estarán de acuerdo conmigo que el nuestro no es sólo un problema de los políticos que tenemos sino también de la sociedad de donde salieron. Y la sociedad somos todos los argentinos que la conformamos.

No pretendo dar una lección de moral o comportamientos ejemplares. Sólo dar a conocer un caso que más allá de su humanismo, pasó bastante desapercibido en la mayoría de los medios masivos de desinformación.

Hasta la próxima.

Saludos. JMQ

17 noviembre 2006

Y bue... a todos nos pasó


Más de una vez pensaba que a pesar de tener ganas de escribir algo, no se me ocurría nada interesante y decentemente narrable para “colgar” en el blog. Prefería no escribir nada a hacer una nota estúpida y sin mayor interés que el mío propio. Siempre buscaba que además de a mí, el tema le interese a un hipotético lector.
Del mismo modo, nunca creí que este espacio serviría para contar estados psicológicos personales o utilizar la página en blanco como el sillón de una terapia (nada más que aquí no encontraría ningún especialista que me dé su opinión).
Pero esta vez me di cuenta que los temas están ahí, flotando en el aire o bajo ocultos bajo cualquier otra cosa que por más pequeña que sea, no me deja verlos. Y hoy es uno de esos días en que descubrí que tengo al menos seis o siete cosas para contar, y de paso desahogarme.
Hoy quiero escribir pelotudeces, temas sin mayor importancia que para quien esto firma y además utilizar el blog para descargar mis “broncas”. De paso, como me sugirió mi amiga Luciana (www.elmundodelucha.blogspot.com), para que surjan las ideas nada mejor que escuchar un poco de jazz y un porro para estimular la imaginación. El porro no lo tengo, no me apetece hoy, pero sí está la agradable compañía de Andrew Hill, Ornette Coleman, entre otros, sonando por los altavoces de mi computadora.

Hoy es uno de esos días que quiero mandar a todos a la mierda. No tengo ni idea porqué, o en realidad sí lo sé pero no es una situación diferente que la del resto de las semanas. Entonces no sé por qué hoy quiero y hace diez días, por ejemplo, no.
Tengo varios problemas, y uno de ellos es esperar de la gente (amigos, familiares, afectos en general) que actúen de una manera similar a la que yo actúo o me comporto con ciertos temas. ¿¿Es eso un gran defecto?? Creo que sí porque sé que todos somos diferentes, pensamos y actuamos de distintas maneras, pero sin embargo todo el tiempo estoy a la expectativa de ver qué es lo que hará el otro, juzgándolo desde una postura similar a la mía.
Esto me lleva a terminar enfadado con muchos, aunque no se lo diga. También a desilusionarme de ellos. Y como tampoco le digo estas cosas a la gente, me pongo de mal humor, me reviro y muchos terminan pensando que estoy un poco loco (y tienen razón) por las reacciones que tengo.
Pero “por qué no se lo digo”, quizá estén pensando… Y yo no tengo ni puta idea. Es mi forma de ser. Pero además, ¿por qué me voy a enojar con una persona porque no actué como yo espero? ¿Con qué derecho y desde qué lugar me voy a poner yo a juzgar los comportamientos de los demás? Es por eso que entiendo que el problema es mío y de nadie más.
Pero bueno, el caso no es discutir esta actitud mía, sino descargarme en esta inocente página del word mi calentura del momento para con el mundo en general. Como me dijo un compañero de trabajo: “Manda a todos a tomar por culo”.

VAYANSE A CAGAR Y SIGA CADA UNO EN SUS TEMAS, QUE EL DÍA QUE NECESITEN ALGO SEGURAMENTE YO SÍ ESTARÉ DISPUESTO A ECHAR UNA MANO…

Y a los que estén leyendo esto, si llegaron hasta aquí, gracias, por la paciencia. Espero sepan entender hacia a dónde va la nota. No se asusten, a pesar de esto sigo bien. Es sólo una descarga emocional…

Hasta la próxima.

Saludos. JMQ.