04 diciembre 2006

Animales de costumbre

La Historia se construye día a día, y sucede sin que nos demos cuenta y existe como tal desde el momento que hay un pasado; pero sólo se la aprecia en perspectiva, luego del transcurrido un cierto tiempo. Por ejemplo, esta blog seguramente no quedará en la historia de la gráfica y nuevas tecnologías, pero tampoco lo sé yo en este momento. Seguramente en diez o cincuenta años podré observar que las notas que comencé escribiendo en este 2006 no trascendieron más allá del pequeño grupo de sus lectores. Pero no lo puedo saber con total certeza en este momento.

De la misma manera que las Historia se construye cotidianamente, muchas cosas van sucediendo sin que en ese momento nos demos cuenta, pero que visto a la distancia generan cambios en nuestras vidas.
Mi hermano “Seba 5ta” me sugirió que escriba sobre las cosas que fuimos perdiendo los argentinos y nos acostumbramos al respecto. Una buena idea, pensé, pero que necesitaba algún disparador para generarla.

Hace un par de semanas en Argentina, por los hechos de violencia en el fútbol, se prohibió la entrada del público visitante a los estadios y también a los hinchas del club local que no sean socios. Y bueno, ahí quedó todo porque en nuestro país la incoherencia invade también el ámbito deportivo y esta resolución nunca se llevó a cabo.
Desde octubre, en la Capital Federal rige una ley que prohíbe fumar en bares y restaurantes y lugares de trabajo. Ahí andan muchos fumadores quejándose, exigiendo por sus derechos y pataleando en la justicia para interponer recursos. Pero pasó también esto y ya se terminarán acostumbrando a no fumar en lugares públicos. Lástima por ellos, pero como no fumador (y egoísta) que soy, estoy de acuerdo con la prohibición.
Más allá del enojo o satisfacción que estas medidas podrían causar, pensé que por más quejas o protestas, nos terminaríamos resignando a no ir a los estadios de fútbol o no fumarnos un cigarrillito en cualquier bar. Al principio nos molesta, pero después, todo pasa (como diría Joan Manuel Serrat).

Pero no sólo a esto nos acostumbraremos. Estos son un par de ejemplos que todos conocemos para que entiendan de qué va esta nota. A Josefina la “ataqué” un día vía MSN preguntándole ejemplos de las cosas a la que nos fuimos acostumbrando sin que nos pongamos a pensar al respecto (¡gracias por la ayuda!).
No intento hacer un juicio de valor sobre estos cambios. Son sólo algunos, positivos o negativos, no importa en este caso, que pasaron sin que lo podamos advertir en ese momento. Tal cual sucede a veces en una conversación en la que “nos vamos por las ramas” y después rastreamos el cómo se llegó a ese tema, aquí intento plantear junto a todo aquel que quiera dejar sus comentarios y aportes a la nota, algunos otros ejemplos que reconstruyan el “árbol genealógico” de algunos hechos. Adelante:

Hace rato que nos acostumbramos a no comprarnos un CD de música, salvo excepciones. Ahora, gracias a la internet y la piratería, armamos a gusto y placer bajándonos una a una las canciones o artistas que nos dé la gana.
Tampoco me di cuenta, pero hace muuuucho que no voy al banco o la oficina de la empresa a pagar una boleta de luz, teléfono, gas, etc. Gracias a los nuevos servicios de los supermercados, o también internet, lo hago cuando compro dos litros de leche o mientras leo un diario en la web.
En Argentina pos Crogmanon, ahora no podemos ver un grupo de musical, sea el de nuestros amigos o la banda más convocante, en cualquier lugar. De poder ir a un recital en cualquier bar que se precie, ahora sólo los más “preparados” pueden contar con ese lujo.
Antes podíamos comprarnos una birra a las 12 de la noche en un kiosco cualquiera ¡¡y hasta en las estaciones de servicio!!! Pero ahora eso ya fue, sobre todo en Capital. Difícil (aunque se consigue), por más que tengas 55 años y sólo busques una cerveza para comerte una pizza a las 23.10.
Solíamos hablar por teléfono o personalmente con los amigos. Un par de veces por semana, si no nos podíamos encontrar por motivos laborales o de estudios, al menos levantábamos el tubo de casa y discábamos. Ahora todo se cuenta vía sms y chat. Hasta para saludarnos por el cumple utilizamos el “flz cmple. spro q la pases d 10. Bso”. Incluso nos acostumbramos a no utilizar las vocales…
Acá en España, los que tienen coche y lo usan frecuentemente, se olvidaron de comprar un mapa callejero, de papel y colores. Ahora, gracias al GPS todo se resuelve con la tecnología, indicando el destino y siguiendo las indicaciones de la máquina.
Continuando con el fanatismo de los celulares, “antiguamente” para quedar con alguien hablábamos por teléfono y concertábamos hora y lugar. Ahora es más simple hacerlo sobre la marcha y obvio, ¡¡vía mensaje de texto!! ¿De qué otra manera si no?
También nos olvidamos de los números de teléfono que sabíamos de memoria… La agenda del móvil lo hace todo… Pero qué terrible si lo perdemos o se nos caga la tarjeta ¿no? Bueno, la tecnología también tiene sus “olvidos”.

Hasta aquí un pequeño catálogo marcado por mis sensaciones. Podría enumerar unos cuantos más, pero ahora te paso la pelota a vos que estás del otro lado. Invito a todos que se sumen y aporten para enriquecer la nota. Yo me retiro y me convierto en lector. Gracias por sumarte al juego.

Hasta la próxima.

Saludos. JMQ.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy buen blog, salu2

http://1981best.blogspot.com/

Anónimo dijo...

buena cabeza. mientras lo lei pensaba q te estabas yendo de la idea q tenia, pero al final cerraste.
muy bueno
un abrazo

seba
pd: sinceramente es la 1ra vez q te leo un flog entero te felicito